Generacion Z.

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La pequeña tiene 8 meses. Gatea y empieza ya a ponerse en pie. Con una sonrisa amplia e iluminados ojos aplaude. Su dedo índice y medio lo explora todo, lo mismo una naranja que un juguete de luces y sonidos. A su generación se le llama Generación Z, aunque prefiero llamarla Generación Touch. Muchas cosas ya son Touch; el teléfono, la tablet, el televisor y ella prueba con el interruptor de la luz. Siento que se enfada si un televisor no enciende al pasar la mano. Es una generación que no dará nada por certero hasta que lo googlee. Ella  postearla sus ideas e inquietudes y las dejará en una nube virtual. Yo, su abuela, venida de una generación de «antes de internet» le enseñaré del canto de pájaros, la suavidad de la arena, el rumor del mar, las estrellas y el misterio de Dios. ¿ y tú, tienes un nieto touch? #GeneracionMillennial# #GeneracionZ#

La pintora.

Ella pinta a veces. La ultima vez que pinto una pared también pinto el piso, las ventanas, los vidrios, la puerta, los muebles, la camiseta, la falda, el cabello, las manos  y la punta de los zapatos.

Cuando escribe, le da por escribir en la tablet, las paredes, en el borde de los libros, las servilletas y en el viento.

Exagerada, le comento.

Pero ella ya no oye, se ha ido sin irse.

Maria

Psoriasis. La enfermedad de «Mírame y no me toques»

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Soy cual mimosa sensitiva, frágil filigrana, copo de nieve, hojaldre , melindre que se esconde, lastima, rompe, sangra y se duele  si la estrujas, enjabonas, perfumas, asoleas, enfrías,adornas, frotas, enjuagas, limpias o tocas.

asi hablaba mi piel.

y la necedad de saberme telembeque enrojeció el rostro. No quise saber lo que la piel gritaba y rápido me ate las altas botas.

Maria

Nota agregada. La foto corresponde a : Psoriasis pustular palmo plantar. Fase de remisión . Tratamiento inmunosupresor.

 

Hoy, este segundo.

image.jpg Hoy quiero escribir de ahora, de hace horas, minutos, segundos, una letra antes que la que lees.  ¡Oh si! De ese ahora que lo vives y  ya se difuma como espejismo del tiempo, como luz, como gota de agua en arena e intentas retenerlo en la memoria. Y te sabe la tarde a sol adormilado en la hierba, a unos pies doloridos sumergidos en agua caliente. Hueles la naranja fresca y la boca anticipa la acidez.  Y no quieres cerrar los ojos ni soñar  despierto porque sabes que eso es como morirse.  Los pájaros revuelan escandalosos y tu quieres verlo todo.                                                                                               Maria

La Puerta.

Boda. Desierto.

Hay puertas que pareciera que nunca van a abrirse,

què quizàs nunca se abrieron,

tan pesadas y oscuras  con gruesas aldabas

què si dices «Ave Marìa» solo habrà silencio.

Hay puertas joviales donde te ven y puedes verlo todo.

replican la risa, el trino y los platos

Se estremece el vidriado.

Hay puertas huecas,

què temes tocar o cerrar con fuerza

porquè podrian romperse o quedar desalineadas.

Hay puertas que se abren,

puertas que se cierran,

puertas que te llevan a otra puerta,

Puertas que abres con gusto,

puertas que cierras con làgrimas,

Hay puertas falsas, detràs de ella algo hermoso o nada.

Hay puertas y puertas y  puertas…

maria

La Playa.

Playa Mahahual. Quintana Roo. Playa paradisiaca.

Veo el mar recostarse en la arena blanca.

Y un sol que le besa la frente antes de irse a dormir.

Veo las bandadas de gaviotas abanicarle el aire..

Canta la tarde su arrullo de palmas

y olas de mar què se abrazan al arrecife para cobijar a los pequeño erizos.

Y me quedo ahi, un rato màs en el regazo de la arena, el mar y  los sueños.

marìa

Bù.

Bùho.

A mi monstruo nunca le gusto estar bajo la cama ni creo què le haya gustado un ropero si lo hubiera tenido.

Le gustaba habitar los àrboles y de vez en vez asustarme.

Mi madre decìa què eran las sombras  y llorè cuando cortaron sus ramas porquè en los verdes veranos se llenaba de pàjaros y delicadas flores àmbar.

Luego un dìa sin decir adiòs se fuè, sabrà Dios a què cielos o calles.

Ha vuelto hace un tanto tiempo y al no encontrar su àrbol està conmigo siempre.

A veces cuando pensativa leo un libro o medito me asusta.

Cabecero de cama. Madera reciclada.

!Bù!

Del sobresalto se cae el làpiz, late el corazòn precipitadamente, las pupilas se dilatan y un grito de; ¿Què, què, què sucede? se me escapa.

Entiendo què no es un monstruo malo y tan callado què olvido què es inseparable.

Quizàs, quizàs lleguè el dìa què deje de asustarme y le mande al patio como a un crìo malcriado.

marìa

El Telefono.

Tù y yo tenemos què hablar, pero està vez hablarè primero.

No, no, no repiques. Escucha y te escucharè.

Esto «nuestro», està simbiosis què se ha dado desde què vivmos juntos se ha vuelto ingrata.

Si, si recuerdo los primeros años. Esperaba junto a la mesa una llamada  viendo el reloj fijamente porquè parecìa no moverse hasta la hora màgica de las 20 hs. Cenaba a las 19 hs sola, de prisa por si le daba en llamarme antes y lleguè a sentir què el corazòn paraba en seco cuando escuchaba «ring» «ring». Entonces los minutos corrian tan deprisa que las horas eran segundos y colgaba con un suspiro.

Quizàs no lo sabes, mi madre solìa reñirme porquè me bañaba y perfumaba como si èl, pudiese verme.

Luego fuì menos tìmida, le llamaba y eran charlas màs breves pero màs frecuentes. Tambièn fuè un tiempo bueno.

Me acostumbrè a tenerte y tù fuiste cambiando tan ràpido, què he llegado al punto de la hartura.

!Quiero separame de ti!.

Estàs conmigo en la mesa, en el patio. !Carajo, si me sigues hasta en cuarto de baño!

¿Cambiè yo? Pues si, tambièn cambiè, en varios sentidos. Dejè de esperar junto a la mesa y llegò la impaciencia cuando me buscabas de noche, de madrugada, cada hora, cada 5 minutos, cada minuto.

No, no me voy con otro. Tampoco quiero abandonarte, ¿Podrìa ser de comùn acuerdo?

Me adjudico la culpa dejè la simbiosis se trocara en sin vida.

Y diciendo esto apaguè para siempre el telefòno mòvil.

marìa

Cuento de Febero.

Y, cuando Dios creò a la tierra y a todas las cosas  bajo el agua, la tierra y los cielos empezaron a pasar los dìas.

Fueron naciendo los meses, todos con los mismo dìas; 30.

Hasta què cuando naciò el ùltimo y màs pequeño y  le llamò Febrero.

Asì, Dios viò què todo aquello era bueno y pensò en la conveniencia de repetirlos, fuè cuando se dieron las estaciones de frìo y de calor segùn el càracter parecido de aquellos  meses cercanos en trimestres. Primavera, Verano, Otoño e Invierno.

Pero suecediò què Febrero era tan inquieto què solìa asomarse en los dorados dìas del Otoño  y esparcir las hojas y hacer espirales de polvo frìo en Primavera.

Era tal su impaciencia  què hubo quièn lo viò incluso en el verano con una estola de hielo  colgandose en las ramas.

Y, pasaron los años y los siglos.

Los meses se hicieron mayores, solo en años, siguieron siendo de 30 dìas.

Y con los años se volvieron jugadores y borrachos.

Fuè asì que solian pedir prestado dejando empeñado dìas a otro mes.

Pero habìa dos mes què eran màs juerguistas y alocados què el resto; Febrero y marzo. Y un buen dìa, Febrero le pidiò dinero a marzo y le dejò empeñado 2 dìas.

Cuando el loco de Febrero se diò cuenta intentò recuperar sus dìas y el Señor Dios montò en enfado.

Y de castigo lo dejò «mocho» (corto).

Los meses dejaron de empeñar sus dìas quedandose unos cortos y otros largos.

Es por èso què se dice què Febrero està loco y marzo otro poco.

Esta historia acaba de contarmela Don Daniel Rico. Nacido y afincado, segùn sus palabras en Estanque de Norias (Tanque de Norias), Municipio de Cuatro Cienegas en Coahuila Mèxico. Tiene 81 años y es un cuento que le contaba su abuelo.

Buscando si existìa tal Historia he encontrado una en la red muy parecida y es hermosa.

http://cuentoalavista.com/2014/02/el-mes-mas-corto.html

Lo interesante de la què les escribo es que Don Daniel Rico vive en un lugar que solo tendrà 200 habitantes o quizàs menos, actualmente tienen luz solar pero no hay señal de radio o telèfono y menos internet imaginenlo entonces hace 70 años.

Es probable què irlo relatando de generaciòn en generaciòn haya perdido y ganado.

Tengo pendiente una ida a èse remoto lugar para oirle màs historias.

Les dejo la foto de Don Daniel  con mi agradecimiento.

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*Nota liminar: En el Calendario Romano Febrero era el ùltimo mes del calendario.

marìa

Historia de un àrbol.

Arbusto. Matorral xeròfilo.

Aquella mañana era totalmente distinta a otras, por muchas razones.

El viento era hùmedo y helado y a èl què le gustaba agitar sus ramas con su ritmo de !Conga, Conga! en cuanto sentìa el sol tenìan pereza.

!Hey, arbolillo! Què te has olvidado tus deberes de despertar los pàjaros.

Si, s,i ya voy, pero pasa què hace tanto frìo que las hojas se encojen y se me han caido varias en lo què dormìa.

!Casi estoy pelòn!.

¿Què sucede Sr, Sol?

¿Suceder? Pues tantas cosas què me llevarìa 4 años, 22 hs y 27 segundos exactamente contarte lo què pasa èste dìa.

Veràs, una ballena azul està nadando hacia Baja California cantando canciones de cuna, hay una tormenta tropical en la Polinesia y aquello està lleno de arco iris y habrà boda èsta tarde a la cuàl he sido invitado y brillarè con fuerza aunque  haya banco de nubes. y …

¿Por èso llueve con hielitos?

Se llama cierzo pequeño y no, no, dijo entre carcajadas el Sr. sol, pasa què cada dìa te vas màs lejos.

¿Irme lejos? ¿Yo?

Pero si mis pies estàn bajo tierra y no puedo moverme ni un centìmetro.

Pues yo, sigo donde mismo, con la misma cara, èso si algo desgastado mi calor, pero aun fuerte, tu, eres el què te vas cada dìa màs lejos, por cierto, si llegaras a abrir un ojo en invierno, què no es recomendable me saludas a la nieve y le das un abrazo que yo no puedo.

Este cuento es para Maria, para explicarle los movimientos de rotaciòn y traslaciòn de la tierra. A ella ya se lo he contado completo y al escribirlo quizàs resulte distinto què suelo improvisar sobre la marcha.

Gracias por leer mis lìneas.

marìa-