¿Porquè escribo?

Escribo para ser leìda.

Alguna vez creì què lo hacìa para mi solaz.

Mentira.

Escribo para què alguien màs, uno, varios, muchos: en algun lugar del mundo escuche.

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Quizàs comprenda o algo en el se remueva.

Algun eco,

algun recuerdo comùn o semejante.

Tambièn para mi,  para leerlo en otro tiempo y hasta me sonroje o me averguence de tales pensamientos.

Escribo para expresarme,

como otros usan las palabras para el dìalogo.

Y alguno màs cincela, canta o hace mùsica.

Solo què a veces, lo què escribo es como el graffiti en una pared,

o un cuadro surrealista imcomprensible.

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Disculpen la torpeza què es menor que las palabras sonoras.

Es lo què hay. Punto.

                                                                                                     marìa

 

 

Por el sendero.

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Me gusta recorrer el verde valle, donde el viento despeina los pastos y mueve el nenùfar de las pozas de agua tibia.

Subir montañas de piedras y lajas què resguarda las flores del cactus y el peyote.

Dejar què la luz de la làmpara ilumine las cuevas què a veces tropieza en pinturas rojas o grabadas.

Mi hija va atràs. Le gusta fotografiar las cosas pequeñas. Ama el detalle. La diminuta mariquita, las salamandras, las mariposas. Besar las flores.  Abrazar las ovejas. A mi me gusta verle feliz.

Enmedio va mi hermana. La què huele a pan y a canela. La què si no riè, va cantando o con las 2 manos juntas imita a la tòrtola. Pila de agua bendita què siempre està para todos y no pide mucho.

Adelante, unguida de silencio voy yo.

Uno de mis hermanos dice què heredamos los genes de errante de la abuela Amalia.

Quizàs sea como dice.

Solo sè què està la hierba hùmeda de agua resolana.

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Por el camino un correcaminos ( Se les llama equivocadamente faisanes o paisanos por su larga cola, aunque  no pertenecen a dicha familia)  se aleja ràpidamente y una cotucha* (codorniz)  sale volando.  Nos detenemos. El alimento favorito del paisano son las serpientes. Cosa què no quiero ver. Quizàs en un mes ya no las encontremos y en lo què la compañìa me alcanza enciendo un cigarro y bebo un cafè apenas caliente.

A veces encontramos cosas què no quisiera ver o saber. Un  amigo què vive en los montes y ya no encuentras, un àguila muerta, cenizas de un fuego què ha quemado al bosque de encinos.

Es hora de volver a casa, la luna inmensa ilumina el regreso.

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                                                                                                                                 marìa

*Cotucha. Codorniz escamosa (Callipepla squamata). Forma coloquial para nombrar a la codorniz, en el Norte de Mèxico.

Cristobal Colon y el nuevo mundo.

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Fuè fortuito què Cristobal Colòn (Nombre castellano) cuyo nombre Genovès era Cristoforo Colombo descubriera lo què hoy conocemos como Amèrica, puesto què buscando nuevas rutas comerciales ; ya què làs màs cortas atravesaban Arabia repleta de asaltantes de caravanas, en busca de las riquezas de las Indias Orientales u Oriente y las otras podìas ser tan largas què la travesìa podìa llevarle 20 años, suponìa què si rodeaba las costas podìa llegar y volver con riquezas inimaginables. 

La empresa era aventurada ya què se creìa que la tierra era plana con un mar que caìa hacìa abismos desconocidos, custodiados por animales fantàsticos y sirenas.

Entre las ansiadas riquezas estaban los condimentos; comino, clavo, pimienta. Muy solicitados por los Venecianos y Europa para disimular el sabor de la carne què se podrìa ràpidamente  y como forma de conservarlas en formas secas.

Ciertamente no buscaban solo tales condimentos, buscaban marfil, ciudades de oro, sedas y todas aquellas cosas maravillosas que se describia en el libro «il milliòn». 

Ahì se describian ciudades completas que relucian como el oro y donde animales llamados elefantes transportaban telas con hilos de oro, joyas con diamantes. 

El autor del libro, habìa oìdo la historia de tales bellezas estando en una càrcel con un joven comerciante llamado Marco Polo. Marco Polo, quièn junto con su padre Nicolàs y su tìo Mateo se habìan atrevido a comerciar en tierras desconocidas y lejanas.

Fuè la difusiòn de tales ideas lo què facilitò què tantos buscadores, aventureros  y hombres con cierto grado de ambiciòn se hiciera a la mar.

Fuè por ello què llegando a America  recorrieran hacia todos los rincones del Continente recièn descubierto, buscando el oro, plata, tesoros y la mìtica ciudad de «El Dorado»,  fundando ciudades, minas, puentes… 

Haciendo el recordatorio de tal èpica encuentro sobresaliente que aunque Marco Polo y Cristobal no fueran los primeros en viajar, el uno a Oriente y el otro a America ambos compartieron una caracterìstica: Difundieron la noticia a gran escala, por supuesto, a gran escala para la epoca.

Un saludo y gracias por sus visitas.

                                                                                                       marìa

Pedro, el pizcador.

 

Es noche cerrada cuando Pedro Ventura se pone en pie. Ensilla el caballo y apareja al burro, animal imprescindible para la faena, capaz de subir la cuesta màs empinada y resbaladiza de piedra laja de las lomas. Animal noble, lo lleva a el, la comida y el agua. Volverà enjaezado de leña y la recolecta o «pizca» de chile y orègano. 

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Desde mediados de septiembre un dia si y 2 no, Don Pedro harà lo mismo, hasta què el frìo y el viento deje los arbustos casi «pelones» (Sin hojas o frutos).

Tambièn cada año se dice què serà el ùltimo. Le duelen sus huesos de 71 años.  Sobre todo le duele la fractura de la costilla què se hizo cuando una vìbora asustò al «penco» (caballo) el año pasado y le rompiò el pulmòn.

Le metieron un tubo en la espalda y viò como le sacabn la sangre y aire.  Màs de un mes estuvo tirado en aquella cama

Creyò què iba a morirse, creyò que no volverìa, pero el hambre es canija* y  la Juana, su Juana necesitaba medicinas.

Doña Juana se apura en la estufa de leña hechando tortillas de nixtamatl, friendo los frijoles, dandole vueltas a los huevos y haciendo el cafè, En èsos ratos sus 2 manos eran como 8 manos.

El trajìn despertò a Teresa, la hija.  Va a decirme la misma cantaleta. se decìa Don Pedro, que la lleve, que le enseñe, que ella

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va por mi, pero ni hablar, tenìendo dos crìos. El esposo un dìa se fuè de «mojado» ** a los Ustates Naites (Estados Unidos de Norteamèrica) y se fuè olvidando de familia, de la tierra hasta què parecia que se habìa muerto y se dejò de hablar de èl y el recuerdo solo quedò e nel nombre del hijo.

La soledad ha impregnado paredes de tierra y  troncos, las desconcha y las descascara. Ahi todo suspira olvidos. Muy atinado el nombre del ejido «La Soledad». Los jòvenes se han ido y solo vienen de vez en cuando. En la puerta Doña Juana le diò la bendiciòn al marido. Cuidate Pedro, vuelve temprano anoche vi que la luna tenìa ojo en el agua (Creencia popular; un halo alrrededor de la luna en dias calurosos o temblados anuncia lluvia, en frìo  helada), llèvate el hule por si llueve, porquè la tos te ha arreciado (aumentado).

A lo lejos la Sierra parece què se va alejando o serà què ahora le es difìcl subirla. 

Va a buscar chile quipìn o piquìn como le dice la gente del pueblo.  En las cercanias apenas son matas, pero en el cañòn en las partes altas, guarecidas entre las espinas del mezquite la planta sobrepasa los 2 metros.  La labor es delicada, debe jalarlo con suavidad para no destruir la planta como han hecho en las partes màs cercanas, Tan delicado como acariciar a una mujer, le dijo una vez su abuelo.

Màs alto todavìa està el orègano, màs complicada de «pizcar», porque es un arbusto bajo y siempre hay temor de las serpientes què se esconden del sol.

Un sol de 36 grados, templado comparado con el de 45 grados de hace un mes ondula el horizonte. 

Por el norte una lìnea de nubes oscuras se acerca en semicìrculo, pero èso no lo ve Pedro què va al Sureste.

Llueve al fin, pero aunque se agradece la lluvia èste año como sucede muy seguido es una lluvia tardia.

Receta para chile piquin en escabeche.  Variedad comercial.

Chile piquìn verde y maduro (rojo)

1 diente de ajo

zanahoria cortada en rodajas a lo largo (corte juliana o en palos)

vinagre blanco

sal

Procedimiento.

Se coloca en un frasco de vidrio el chile, se acomoda el ajo en la parte media, la zanahoria en una pared para aumentar su contraste, se cubre de vinagre. Antes de tapar se coloca una cuchara copeteada de sal.  se coloca hule para evitar fugas y contacto con la tapa metàlica,  se agita, se deja «curar» por 5 dìas. Lista para su venta.

Receta para chile «quipin» (piquìn).  Forma tradicional. Coahuila.

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Chile piquin verde con rabo

 1 diente ajo entero sin cascara

zanahoria  en cubos (verdura corte macedonia)

5  granos de pimienta negra entera

menos de una pizca de comino entero limpio.

1  hoja de laurel seca y limpia.

sal.

Procedimiento.

En un frasco de vidrio limpio y seco coloque en capas alternantes. el chile con rabo, la zanahorias, el ajo, màs chile, encima de ellos el comino entero, la pimienta negra y entera, la hoja de laurel,  cubra con 1 cuchara copeteada de sal.  Rellene con vinagre blanco.  «Curar» por 4 dias, hasta que cambie el color verde oscuro por un verde suave.

La receta tradicional del estado de Coahuila suele llevar vinagre exclusivamente por la dificultad de conseguir agua pura.

Precio al publico por botella de 250 ml. $35 peso mexicano. 2.67 dolares. 1.97 Euros.

A granel chile con rabo verde. $100 pesos mexicanos. 7.63 Dls. 5.67 Euros.

Nota liminar* Canija. Forma suavizada de la palabra cabrona. Se usa para describir una mujer de caracter fuerte, dificl de sobrellevar.

Se considera de baja ofensividad y puede ser usada como un halago, donde su significado serìa mujer habilidosa y astuta. 

 Nota liminar **. Mojado. Tambièn llamados braceros. Debe el nombre a la necesidad de atravesar a pie o nadando el rìo   Bravo para atravesar la franja fronteriza rumbo a USA en forma ilegal.

Las definiciones son personales, basadas en conceptos de uso comùn en Mexico.
Los nombres de los personajes son ficticios, el lugar ha sido cambiado.                                                                                                                   maria                                                                                                         

Cuando el indio baila..

El indio ha recorrido el bosque, la llanura, las montañas del desierto por tantos dìas què le pesa como una losa el tambor què lleva  a cuestas.

Pero hay què seguir, por el camino innombrado donde entre piedras crece el peyote hasta lo alto del cerro sagrado.

Lo oyò de su padre y èste del suyo, què hay que sostener los pilares del mundo para què no se acabe.

El tam tam del tambor resuena profundo, reverbando y diluyendose hasta el borde de los ojos.

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La sarta de cuentas de semillas y los cascabeles de serpiente cascabel (teravaris) què el mismo ha cazado se mueven  al movimiento de muñecas y tobillos.

La mano acaricia al viento. Invocando su fuerza que hace que las semillas  vuelen, lo mismo què el pàjaro y las nubes.

Sus pies golpean el suelo.

!El mundo es su tambor!

Llama a los cielos y sus dioses centenarios.

Y brinca y gira en el viento.

Y brinca y gira tratando de alcanzar a Dios.

No soy antropòloga, ni sociòloga. Solo observadora del entorno. Por lo tanto, tomese lo escrito como una conjetura.

 

El entierro.

De reojo ojeo el cielo.  Cabalgando en el viento, rasgando sus velos negros.  

Desbordadas e impacientes, vienen bramando las nubes entre luces y truenos.

No, no, que no atronen, me da miedo el trueno.

Desde aquella vez que…

Luego viene el silencio. Se acerca el cortejo.

Dos le vienen cargando. Se nota el esfuerzo en sus hombros. La torpeza que procura ser solemne.

Asì, ya muerta me parece màs pequeña y màs ventruda.

Eso sì, los flancos muy acicalados y recogidos.

Lleva en las manos flores dulces..

Muy seria, como sin pecados o culpas.

Me apena què no lleve acompañantes dolientes.

Nadie què le rece. Que hable de sus logros, de lo buena que era.

!Carajo!

Ni siquiera lleva a alguien que hable mal de ella.

Enarbolo la batuta.  Mis dos manos se extienden de arriba , abajo y hacia afuera.

Tocarè mùsica, no porquè me importe, sino por el don de la vida que ya no tiene.

O Fortuna.
O Fortuna (Oh Fortuna)
velut luna (Como la luna)
statu variabilis (de estado cambiante)
semper crescis (siempre creces)
aut decrescis; (o decreces;)
vita detestabilis (!Vida detestable!)
nunc obdurat (primero oprimes)
et tunc curat (y luego alivias)
ludo mentis aciem, (a tu antojo)
egestatem, (a la pobreza)
potestatem (y a la riqueza)
dissolvit ut glaciem. (los derrites como hielo.)

Sors immanis (Destino mostruoso)
et inanis, (y vacìo)
rota tu volubilis, (tu rueda da vueltas)
status malus, (estado perverso)
vana salus (vano bienestar)
semper dissolubilis, (siempre se disuelve,)
obumbrata (sombrìo)
et velata (y cubierto)
mihi quoque niteris; (me mortificas a mi tambièn;)
nunc per ludum (ahora por fuego)
dorsum nudum (tengo la espalda desnuda)
fero tui sceleris. (por tu maldad.)

Sors salutis (La suerte en la salud)
et virtutis (y en la virtud)
michi nunc contraria, (se han vuelto en contra mìa,)
est affectus (Llevado)
et defectus (y abandonado)
semper in angaria. (siempre esclavizado.)
Hac in hora (A èsta hora)
sine mora (sin demora)
corde pulsum tangite; (toca el latido del corazòn;)
quod per sortem (puesto què el destino)
sternit fortem, (derriba a los fuertes,)
mecum omnes plangite! Lloren todos conmigo!)
Carmina Burana- Carl Orff.
Traducciòn latìn – español.

Aun resuena el eco del timbal  cuando el cortejo fùnebre se aleja.

Del cielo caen tìmidas gotas.

Me pregunto.

¿Habra un paraìso para moscas?

Vuelvo a tomar el periòdico y el cafè.

Entro a casa.

El cielo se ha llenado de plañideras llorosas….

                                                                                     marìa.